No hay algo que pueda unirnos más a alguien que conocer sus secretos, todos; esos oscuros, esos que calló por vergüenza, esos que lo hacen sonrojar, esos que de saberlos alguien más lo juzgarían.
Yo le presté mis oídos y mi comprensión, él me abrió su corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario